Señor. . .
Tu
pusiste en mis manos
una
responsabilidad que no merezco,
llevar
la mente del ser que creaste,
educarlo,
prepararlo para la vida,
sé
que mi feliz y honrosa tarea
se
cumple en todos tus designios,
que
no soy sino tu instrumento y aún así,
a
veces al pensarlo tiemblo.
Te
ruego Señor que me ilumines
para
estar a la altura de mi destino,
para
enseñar bien tus mandamientos
y
no olvidar que yo también fui niño.
Hazme
recordar que siempre el alumno
es
la persona más importante de la escuela,
que
el mejor ejercicio es el estudio
y
el ejemplo, la lección que más enseña.
Quisiera
tener la nobleza suficiente
para
darle más amor al niño del hogar disuelto,
al
minusválido, al huérfano,
al
que nació diferente y esforzarme más
con
aquel
que
nació con aprendizaje lento.
No
dejes Señor que me abandonen las fuerzas,
cada
vez que la adversidad golpee mi morada
con
tu apoyo me alzaré
aunque
no pueda,
y
por último, dame salud y vida Señor,
para
hacer de cada alumno un hombre honesto,
que
valore el trabajo, la dignidad y el honor.
Hugo Almanza Durand
Hugo Almanza Durand
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